Didáctica ecuestre

19.11.06

Plantas venenosas

Existen muchas plantas venenosas, y sería recomendable para aquellas personas que tengan a su caballo en libertad o sueltos en prados saberlas reconocer.

Cuando florecen, es fácil identificarlas; pero cuando no se ven más que hojas, la cosa se complica. Afortunadamente, la mayor parte de las plantas venenosas tiene un desagradable sabor amargo y los caballos no suelen probarlas excepto cuando se encuentran hambrientos o son gulosos. Pero también hay excepciones, ya que el tejo es extremadamente venenoso a pesar de ser bastante sabroso. El envenenamiento por tejo es tal vez el más rápido, ya que podemos encontrarnos los animales muertos con las hojas aún en la boca. Y aunque parezca raro, la baya de color rojo intenso no es venenosa, sólo las ramitas y las hojas.

La digital, la cicuta, la belladona, el codeso (especialmente las semillas), el roble, el rododendro, y la alheña o henna son plantas bastante nocivas si se comen en gran cantidad. Lo aconsejable es eliminar las plantas y aislar los árboles y matorrales con vallas. Las bellotas, así como las hojas de roble, son venenosas debido a que contienen tanino. Causan estreñimiento y gastroenteritis que puede derivar en diarrea aguda. El tanino también puede dañar el riñón.

Hay otras plantas, como el botón de oro y el acónito, que sólo son nocivas cuando han crecido y pueden eliminarse pulverizándolas. Antes de utilizar ningún tipo de herbicida, consulta al veterinario o al fabricante y asegúrate de que no es perjudicial para el caballo.

Muchas de las plantas venenosas pierden su sabor amargo una vez muertas. Entonces se vuelven bastante apetitosas, pero siguen siendo venenosas, por lo que es recomendable retirarlas. Una de las plantas más comunes es el ajenjo. Ésta es sumamente tóxica cuando ha muerto o está muriendo. Cualquier rastro de ella debe eliminarse del prado.

Hay algunas plantas, como la hierba de San Juan, que causan un tipo especial de daño en el hígado haciendo al caballo hipersensible a la luz solar. Como resultado de la fotosensibilidad se forman llagas en las zonas blancas, no pigmentadas de la piel. El hocico es especialmente susceptible. Lesiones en la piel blanca de la corona pueden pasar desapercibidas si la hierba está crecida. Los caballos afectados deben ser estabulados para protegerlos del sol y para impedir el acceso a estas plantas. Cuando se vuelvan a soltar, se debe poner protector solar en las zonas blancas.

Algunas plantas tienen una habilidad especial para acumular el selenio de la tierra, especialmente en aquellas áreas donde hay más tierra de lo habitual. La planta es peligrosa incluso cuando se ha secado para hacer heno. En casos agudos, el envenenamiento por selenio tiene síntomas nerviosos y causa la muerte, pero lo más normal es que provoque una dolencia crónica que se conoce con el nombre de "la enfermedad de álcali". Se pierde pelo en la crin y la cola y aparece la infosura debido a un grave empeoramiento en la calidad de la capa córnea del casco.
El helecho y la cola de caballo son venenosos para los équidos. Normalmente no las comen si hay otras hierbas disponibles pero son más sabrosas como heno. En estas plantas, el principio tóxico destruye la tiamina vitamina B del cuerpo y causa una deficiencia. Clínicamente, el caballos e vuelve atáxico y deja de comer. Puede sufrir convulsiones y morir.

Síntomas de envenenamiento
Entre ellos se puede contar: apatía, tambaleo, somnolencia, babeo, cólico, inapetencia, no querer ponerse en pie, erupciones cutáneas o edemas bajo la piel, diarrea, estreñimiento y un aire general de enfermedad.